lunes, 15 de mayo de 2017

Algo que está en lugar de alguien // Alguien que está en lugar de algo

En ambas teóricas no pude dejar de pensar en un texto que leí el año pasado para otra materia de la carrera: "El encanto de la imagen" de Edgar Morin

El autor describe a la fotografía como la presencia de la ausencia. Explica que una de las cualidades de la fotografía es invocar la presencia de aquello que está ausente, como un fantasma. Sacar una foto va contra la naturaleza efímera de las cosas, aquellos instantes destinados a ser olvidados se inmortalizan en menos de un segundo. 

Con respecto a la pregunta hecha en clase ¿Las fotografías roban un pedazo del alma? yo creo que en cierto sentido sí. Las personas le atribuimos valores humanos a la fotografía, una imagen no es solo una imagen, es mucho más que su exterioridad material. En ellas las personas depositamos sentimientos, recuerdos, el amor que sentimos hacia alguien o hacia algún lugar. Mirándolo de esta manera, la foto ha capturado (o hemos depositado en ella) un pedazo de nuestra esencia. 

Cito al autor una vez más: 

"No es una propiedad del colodión húmedo, del gelatinobromuro, de la acetocelulosa, sino de lo que nosotros mismos ponemos en ella. Las propiedades que parecen pertenecer a la foto son las propiedades de nuestro espíritu que se fijan en ella y que ella nos devuelve. (...) La riqueza de la fotografía reside no en lo que está en ella, sino lo que nosotros fijamos o proyectamos sobre ella"

Según interpreté en las teóricas, si de una imagen puede evocar la presencia de alguien, también alguien puede evocar una idea o una imagen. 

Sobre esto entendí que la imagen de una persona puede decir mucho más que de su existencia individual. Puede hablarnos de una sociedad, de un estilo de vida e incluso de la historia de la humanidad entera. Puede hablar del amor, de los miedos, de las fantasías y de los deseos del hombre.


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